sábado, 21 de mayo de 2011

Fiebre de sábado por la noche

Es otro sábado más en mi vida pero si lo pienso con más analísis es un sábado menos en mi vida. Acaba de irse un sabado y un día de todos los que conformarán mi vida.
 No es la idea ponerme trágica pero quizás debí pensar esto hace unas horas, cuando renegaba por salir, cuando dejé a alguien con ganas de compartir más que unas horas conmigo, cuando decidí dormir, cuando decidí no abrazar, no llamar, no reir, no visitar, en cada momento.
Lo que pasa es que muchos planificamos pensando que tendremos 80 primaveras más por delante y en esa ciega creencia no confirmable dejamos pasar 20. Hasta que el destino nos muestra sin otra chance que eran 40primavera u otoños los que nos adjudicaron y no hay vuelta atrás.
Es hoy el día seguro para escucharnos y escuchar al otro. Es hoy el dia para consentirme Hoy no es un dia mas hoy es un dia único e irrepetible un dia menos que no recuperare, con que deseo llenarlo? Sólo yo tengo en algún lugar la respuesta.

Y vos, ya aprendiste a jugar?

Esas fichas complicadas.
A veces pienso que la vida es como un ropecabezas. Cada cosa que sucede es solo una ficha que forma parte de un todo, las oportunidades se van armando de casualidades y causalidades de forma consciente o inconsciente. Todo se puede ver solamente cuando hay una parte armada, porque el proceso por momentos tan solo es caos.[Image]
He leido que a los problemas conviene enfrentarnos como este conocido juego desparramando las piezas y visaulizandolas, alejandose un rato y volviendo porque podemos tomar otra perspectiva y asi encontrar más soluciones.
Pero comparando la vida con juegos también se me vino a la cabeza que podría ser un dominó donde buscamos la figura que coincide para seguir y donde al no tenerla entramos en pánico temiendo al fracaso imprevisto e inoportuno. Tenemos varias fichas y somos los responsables de seguir participando sin pausas, excusas, ni ayudas con lo que nos tocó.
Aún asi deberia haber algo mas positivo suena injusto tener solo esa mano de fichas, y quizas habra que confiar que cuando parece que perdimos, el cambio es solo otro destino con mas cosas buenas y mas cosas malas.

No sé si la vida es un juego, espero que si lo sea. El juego es una actividad placentera e innata en nosotros, cuando se sabe realizarla y disfrutar del proceso. Y el resultado ganar o perder es solo uno más de miles de resultados que obtendremos con el tiempo. Si así fuese la vida no caeríamos en la tristeza por tantas cosas, pero quizás no es culpa de ella sino de los jugadores.

A veces veo que se intenta forzar las piezas de los rompecabezas para tener el placer de verlas coincidir. Cuando no se logra se arruinan y a nadie más le sirven porque quedan defectuosas para siempre. Otras veces se mantienen como correspondientes hasta que nos faltan piezas y en esas tantas miradas nos hacemos cargo de que ahi hubo presión y desarmamos con esfuerzo ese supuesto pequeño y falso logro personal.
Quizás es momento de relajarse y jugar las fichas o las piezas. Disfrutar el placer del avance y no presionarnos a aceptar cosas que no nos convencen por el sólo hecho de querer la inmediata satisfacción de haberlas conseguido. En el juego del rompecabezas es imposible mentirse y hacer trampa para llegar al éxito es exactamente igual a la vida.
Será momento de revisar las piezas desenganchar las dudosas aunque duela y reveer si son el camino a ganar o una mera necesidad de un placer momentáneo

El tirón

Es una situación más de la vida, en realidad de la vida de algunos, pero a la larga de vida de todos. Nada te hace pensar que será tan doloroso. Se presenta como un momento amigable cálido, hasta especial, pero no deja de ser un momento de vida.
El primer tirón duele como mucho. Hace dudar, hace transpirar. Es tan insoportable la sorpresa que se intenta hacer suavemente extendiendo el proceso a unos diez minutos. Pero no hay caso, eso no quita el dolor sólo lo prolonga. Y se repite varias veces.
Luego se busca coordinar el tirón con algo, un grito, la respiración, una idea, hasta un salto sería posible. Y se va pasando más rápido pero no por ello sin dolor.
Hasta que después de varios intentos de diez minutos, de varias pruebas de desatención o concentración se anula el dolor. Se anula el dolor.
Y el proceso se realiza automáticamente sin sentir más nada, sin frenar el impulso, solo se ejecuta.
Es como sucede con los trapecistas, se apuntan a la actividad por la maravilla de estar suspendidos en el aire, pero deberán pasar por las ampollas y lastimaduras hasta llegar al callo que les permitirá brillar en la altura.
Y es así, cuando se pasa un tiempo intentándolo se anula el dolor y se consigue la paz. Pero en la vida esos tiempos, esos diez minutos pueden ser horas, días, meses o años. Cada decisión nos implica una renuncia y cada renuncia nos provoca un dolor, hasta que nos acotumbramos. Y sólo cón seguridad y constancia lo logramos. Decimos adios para tomar otros caminos. Hacemos el callo por nuestro bien. Anulamos el dolor por un fin.


Pasa en la vida, pasa en la depilación

Esperanzas de cajón


Abrí el cajón y estaba repleto de ropa. Ropa sin usar. Habías remeras, remerones, accesorios, cintos de tachas, un short, un cancan sexy y una pollera insinuante. Todo con sus etiquetas.
Quedé observando. Estaba repleto y eran inútiles. Recuerdo haberlas comprado con tanto entusiasmo, analizando una y otra vez cada detalle e imaginando lo que juntas viviríamos. Serían testigos de besos, abrazos sonrisas, eternas charlas y largas tardes y noches a compartir. Pero nunca pudieron salir de ahí. Nunca vieron las estrellas de la noche, el tardecer, la butaca del cine ni la barra de un bar.
El cajón estaba repleto de momentos.

Podría decir entonces que:
“El cajón estaba repleto de momentos perdidos”.

O que:
“El cajón esta repleto de esperanzas”.

Pero creo que más acertado es decir:
“El cajón esta repleto de cosas inútiles”. Y yo formo parte del grupo.

Si nada en el mundo cumple una función es inútil. Y la única función que justifica la existencia es aportar felicidad a alguien.
Si alguien precisa cosas inútiles avísenme.

Besos....

Los besos son increíbles. Los besos no se roban, los besos se ofrecen, se regalan, se imponen, se niegan. Los besos no se palpan, pero se sienten. No se tocan pero dan calor. No se ven pero se perciben.
Los besos no existen por sí solos, debe haber dos para que estén.
Están los besos aéreos también, que se cree que tienen rumbo autodirigido.
Pero los besos sólo existen por un destino, no existen los besos a nada y muchas veces nos olvidamos de ese detalle. Tampoco existen los besos robados, nunca vi a nadie que robara un beso, pero sí gente que los consiguiera.

Los besos son sorprendes, sin intención de ambas partes no pueden nacer ni existir ni perdurar. Pero así como los besos son fruto de dos, los besos son portadores de sentidos. Sentidos del creador y sentidos del receptor. No siempre coincidentes.
Hay besos regalados y hay besos de cumplidos. Hay besos por compromiso, hay besos para socializar y hay besos pasionales. Los más bellos de la vida creo que son los regalados y recibidos. Los que salen emocionados hacia un cachete y hasta provocan grandes sonrisas y abrazos y los que llevan un acoplado de amor y lujuria. Estos últimos pueden confundirse pero siguen siendo los mas bellos, son los que provocan chispas en el aire, mariposas en la panza y movilizan todo el cuerpo. Estos son muy especiales porque solo existen por consentimiento y deseo, nunca pueden ser mentirosos, sólo nacen del placer y la confianza.



Puertas y ventanas.Ventanas y puertas.


Hoy las ventanas prometen acceso a todo. Hoy prometen mantener una visión no sólo lo inmediato sino del mundo externo. Ofrecen inmediatez y la mejor calidad. El mundo y la felicidad a tus pies. Dan más que entrada y salida de aire, permiten renovar y actualizar el presente. Las ventanas parecen la mejor salida, ya que ofrecen una visual atractiva y diferente, prometedora y aventurera. Mucha gente mira las ventanas y sueña con lo inalcanzable de afuera cuando esta encerrado. Las ventanas son quienes nos mantienen la esperanza de que ya saldremos y afuera nos encontraremos con ese paraíso, que vemos e imaginamos, pero realmente no sentimos.

Y para que están entonce las puertas?
Las puertas permiten entrar y salir gente. Quien pasa una puerta lo hace como si mismo y se encuentra con otro en la misma situación. Quien ve por una ventana tiene un vidrio que filtra. Quien cruza la puerta huele, percibe y provoca.
Las puertas permiten entrar y salir personas con su encanto y perfume. Las ventanas permiten ver la imagen de gente encantadora, inodora e insípida. Con la posibilidad de agregar sensaciones a elección
Por las puertas entra gente cargada de cualidades, miradas, intenciones y temperaturas. Por las ventanas solo entran temperaturas del medio exterior.
Por la puerta entra una sonrisa y un abrazo tibio. Por la ventana se ve una sonrisa y gestos a interpretar.
Por una puerta es difícil que entre una mentira caminando, entra lo real y tangible. Por una ventana solo queda confiar en que la imaginación no nos juegue una mala pasada.

Si la ventana es grande y da a los demás, la vida es pública pero no social. Si la puerta siempre cumple su función siempre es la vida es real.

Por una ventana puede entrar el amor?

Se puede entrar por una ventana? A veces si, a veces no.

Solo queda pensar si seguiremos viendo las ventanas de la casa y las del monitor  o abriremos las puertas de una vez.

La tristeza del papel

Leí alguna vez que cuando algo se quiebra no se arregla. Se puede remendar pero la herida, la marca nunca se irá.
Algunos prefieren buscar el cambio para no enfrentarse a esa posiblidad de fracaso. Otros consideran que esa actitud es sinónimo de de falta de compromiso, pasión y amor por ello: Y que la salida fácil es el abandono.

Hay cosas muy fáciles de romper. Un gran movimiento puede romper, rasgar una pared y su arreglo puede ser luego imperceptible.
Desde cierto ángulo, un simple, pequeño y descuidado movimiento rompe una hoja. Nunca podremos recuperar su forma original y la marca será eterna.

Lo débil puede terminar haciendo los peores destrozos. Algo simple puede quebrar confianzas, apagar sentimientos y alejar. Y no repararse jamás.

Un papelito puede dejarnos doloras heridas.